30 abril 2009

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Comulgo y concuerdo con las Palabras siguientes:


Palabras del presidente .Óscar Arias en la Cumbre de las Américas


" Trinidad y Tobago
18 de abril del 2009


Sr. Presidente de la República





Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y
latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de
América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre,
es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y
futuros. No creo que eso sea del todo justo.

No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que
Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras
universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente,
como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos
eran más o menos iguales: todos eran pobres.

Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se
montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por
América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente
perdimos la oportunidad.

También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América
Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que
Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que
viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad
sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de
los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.

Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como
Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del
Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur,
y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de
ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.

¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho
mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la
escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría
de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como
Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a
la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la
secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa
secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños
por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados
es de 8, 9 ó 10.

Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del
producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la
nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros
países.

Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.

En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que
un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano
es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano.

Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.

En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es
grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores
del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica
también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque
no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares
para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un
planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2
por día– y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y
soldados.

Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste
$50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el
enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa
desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de
educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de
nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los
caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos
dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del
medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos
avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no
estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.

Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos
en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9
de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de
Berlín, y que el mundo cambió.

Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente
pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento,
que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden
en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos.
Y yo,lamentablemente, coincido con ellos.

Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos
discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX,
que es el pragmatismo .

Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la
verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones” .

Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que
“la verdad es que enriquecerse es glorioso ”.

Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros
seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado
hace mucho tiempo atrás.

La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74
años.

Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté
cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a
cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias. "



Mas alla de Ideologias y creencias? leanse "Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano" y veran otra opiniòn parecida hacerca del porque somos lo que somos y no lo que deberiamos ser. LEE QUE ALGO QUEDA. Digo yo...

28 abril 2009

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Hoy, a esta hora que edito esta nota, nuestro magnánimo líder, una vez mas, encadena a los medios del país, para darnos sus magnificas lecciones de vida. Y a todo lo que el dice, me viene a la mente solo formularle una pregunta ¿quienes son o somos, los verdaderos formadores de un país? A lo que no me queda mas que desarrollar la pregunta haciendo unas cuantas mas como: ¿Son sus "jóvenes", pagados y becados para que hagan cursos en Cuba, cedulen como Venezolano a cuanto bicho de uña quiera hacerlo y lleven sus cánticos Chavistas a cada rincón y pueblo que ¿quiera? oírlo? o por el contrario ¿Será que somos todos esos que, mientras UD habla, andamos en la brega diaria de llevar cajas, ordenar verduras, cortar carnes, transportando personas, imprimiendo el periódico, haciendo la cosecha, sembrado, arando, esperando la madrugada para pescar, saliendo a la calle a arriesgar la vida por otros defendiendo a otros, llevándole el pan a la mesa a la familia? o serán también, esos funcionarios públicos que no ven el color del carnet ni la franelita, pero a pesar de sus pocos sueldos, ayudan a quien lo necesita en fin todos aquellos que, dentro de lo que se puede y nos dejaron, tratamos día a día hacer lo mejor con lo poco que se tiene. ¿Quien construye un país? ¿UD? ¿Ellos? o ¿Seremos TODOS nosotros, chavistas o no?, la respuesta, que se que nunca llegara, la dejo en el aire a criterio de cada quien... A su conciencia, Digo yo...